Eres libre de hacerte ilusiones. Pero la realidad es dura, las cosas no salen como queremos que salgan. Por eso... es mejor no hacerse ilusiones, así uno puede aceptar lo peor sin sufrir más de la cuenta.
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viernes, mayo 26, 2006
DEFINICION
Como podriamos definir a la señorita en la que todos alguna vez podriamos soñar que nos llama a nuestra puerta?
El sexo de los ángeles
Una de las más lamentables carencias de información que han padecido los hombres y mujeres de todas las épocas se relaciona con el sexo de los ángeles. El dato nunca confirmado de que los ángeles no hacen el amor, quizás signifique que no lo hacen de la misma manera que los mortales.
Otra versión, tampoco confirmada, pero más verosímil sugiere que, sin bien los ángeles no hacen el amor con sus cuerpos por la mera razón que carecen de erostismo, lo celebran, en cambio, con palabras, vale decir, con las orejas.
Así, cada vez que Ángel y Ángela se encuentran en el cruce de dos transparencias, empiezan por mirarse, seducirse y sentarse mediante el intercambio de miradas, que, por supuesto, son angelicadas.
Y si Ángel, para abrir el fuego dice "Semilla", Ángela para atizarlo responde "Surco". El dice "Alud" y ella tiernamente "Abismo".
Las palabras se cruzan vertiginosas como meteoritos o acariciantes como copos, Ángel dice "Madero" y Ángela "Caverna". Aletean por ahí un ángel de la guardia misógino y silente y un ángel de la muerte viudo y tenebroso. Pero el, par amatorio, no se interumpe. Sigue silabeando su amor. El dice "Manantial" y ella "Cuenca". Las silabas se impregnan de rocio y aquí y allá, entre cristales de nieve, circula en el aire, sus expectativas. Ángel dice "Estoqueo" y Ángela radiante, "Herida", el dice "Tañido" y ella dice "Relato".
Y en el preciso instante del orgasmo intraterreno, los cirros y los cúmulos, los estratos y nimbos se estremecen, estremolan, estallan y el amor de los ángeles llueve copiosamente sobre el mundo.
by Mario Benedetti :))
Otra versión, tampoco confirmada, pero más verosímil sugiere que, sin bien los ángeles no hacen el amor con sus cuerpos por la mera razón que carecen de erostismo, lo celebran, en cambio, con palabras, vale decir, con las orejas.
Así, cada vez que Ángel y Ángela se encuentran en el cruce de dos transparencias, empiezan por mirarse, seducirse y sentarse mediante el intercambio de miradas, que, por supuesto, son angelicadas.
Y si Ángel, para abrir el fuego dice "Semilla", Ángela para atizarlo responde "Surco". El dice "Alud" y ella tiernamente "Abismo".
Las palabras se cruzan vertiginosas como meteoritos o acariciantes como copos, Ángel dice "Madero" y Ángela "Caverna". Aletean por ahí un ángel de la guardia misógino y silente y un ángel de la muerte viudo y tenebroso. Pero el, par amatorio, no se interumpe. Sigue silabeando su amor. El dice "Manantial" y ella "Cuenca". Las silabas se impregnan de rocio y aquí y allá, entre cristales de nieve, circula en el aire, sus expectativas. Ángel dice "Estoqueo" y Ángela radiante, "Herida", el dice "Tañido" y ella dice "Relato".
Y en el preciso instante del orgasmo intraterreno, los cirros y los cúmulos, los estratos y nimbos se estremecen, estremolan, estallan y el amor de los ángeles llueve copiosamente sobre el mundo.
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