Sólo miro las cosas por su nombre, y sólo las llamo dependiendo de lo que haya visto,
sueño con árboles y cuando ya estoy muy cansado, a eso del anochecer me paro dónde sea a observarlos,
intento mostrar mi parte más amable en mis ratos libres, pero cuando me despierto de esta realidad tan falsa, me doy miedo a mi mísmo.
Me como cosas que no habría de comerme, luego me sientan mal en mi delicado aparato gastrointestinal, aunque yo, pasadas unas horas y así el dolor soy más feliz que nadie en este mundo, muchos me llaman afortunado, yo simplemente creo que tengo algo de suerte.
Corro con mi capucha, y siempre miro a las personas desde un lado izquierdo prudencial, intentando que no vean el interior del color de mis ojos, podría ser peligroso para mi/su integridad física.
Olisqueo todo lo que veo, ya sea de día o de noche, yo lo olisqueo todo menos las manos negras(y poco trabajadas),
en mis silencios soy tallador de vidrio, suelo hacerlo en las cuevas y en los montes, allí dónde nadie pueda escuchar el ruido de mis perfectas esculturas.
Doradas tardes bordo con mis alfileres, los cuelgo de todos los hilos posibles y les llamo uno a uno por su nombre, a veces increiblemente obedecen, aunque cómo ya os digo, sólo A VECES uno está conforme con todo lo que percibe por sus sentidos.