Eres libre de hacerte ilusiones. Pero la realidad es dura, las cosas no salen como queremos que salgan. Por eso... es mejor no hacerse ilusiones, así uno puede aceptar lo peor sin sufrir más de la cuenta.
Vistas de página en total
domingo, diciembre 22, 2013
miércoles, diciembre 11, 2013
Elegir es siempre decidir
Porque a veces me quise engañar a mi mismo pensando que nadie engaña a nadie, y como sabéis no hay nada de cierto en las oraciones que salen de labios bonitos pero de mentes filosóficas.
Muchas veces todo es más real de lo que narras, de lo que sueñas o incluso de lo que vives.
He visto tocar las percepciones y creer en sentimientos, dejarme llevar por la bocina de un taxi o bailar en medio de la nieve, sí, en estos últimos días no me reconozco.
Decidí elegir y decidir, era algo que los que más me conocen saben que me cuesta, y ya no me excuso en mi horóscopo, ya me excuso en las moléculas que corren por mi cuerpo, que a veces no saben si correr o caminar, si nadar o bailar, si respirar o amar.
Cuanto más se acerca la navidad más se me secan las lágrimas. Mis lágrimas eran cascadas de emociones, mensajes de amor y de cariño, frases con futuro y con proyectos, hablamos del 'together' muchos meses, del querer sin condiciones, de la fragilidad de los cuerpos ante la más difícil de las adversidades; las toneladas de agua.
Se acabó, nos dijimos, sin mirarnos. Se terminó, comentamos sin acariciarnos.
En cambio,
De repente amaneció como un sol de invierno, como cuando escuchamos a Javiera Parra por primera vez, y es cuando me acordé de todos los no-momentos que no vivimos por no querer escuchar nada, por centrarnos en barcos que sabíamos que iban a la deriva y que además, no tenían escrito en qué puerto encallar.
Eramos silencio, éramos casualidades encontradas en divergencias de contextos, en caricias que traducía en roces sin intención, en besos de alcohol sin grados.
Hasta que me ayudaste a desmenuzar ese sofá rojo, que tenía pegado a la pared, en lo alto del cerro.
Hasta que me desayunaste con zumo de naranja.
Hasta que me apretaste tan fuerte que dejé de respirar y de sentir por nada.
Hasta que seguiste luchando para llegar a tu meta (fuiste tan fan mío de Jornet desde el primer momento)
Ahora dejemos-NOS de intentar escalar a corazones que nunca nos dieron el invierno que merecíamos, y pongamos-NOS las escarpias y los piolets, y lancemos-NOS a lo más lejano del mundo.
Porque te dije que para mí, no había nada más importante que la admiración que sentimos el uno por el otro.
Y, ¿sabes qué?
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Hoy te admiro más que nunca, porque solo regalas felicidad.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Aún sabiendo que odio las navidades en soledad.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)