Tú me dijiste que dejabas tú (preciosa) puerta abierta, de par en par,
para cuando mis miedos volaran allá, dónde tú y yo sabemos, a
el "ninguna" parte, me diste el voto de confianza que yo necesité,
y restaste el miedo que conservo dentro,
voy a empezar a gruñir y a callarme todos los miedos,
sólo te daré las sonrisas, las que me provocan tus palabras de buena mañana,
y es que si supieras lo tonto que me pongo al leerte...
Entro a mi sitio de agonías, como siempre, por las mañanas,
pero algo ha canviado y todos pueden notarlo no ya sólo en mis ojos,
sino también en mis labios, porque, de la noche anterior vienen derretidos por la luna, esa que tú y yo dislumbramos tan 'agustito',
cuando nos da la gana, y cuando nos apetece,
por eso creo que debemos seguir haciendolo, cuando nos apetezca, todo, cuando nos dé la gana, pero sólos, solitos, enrollados, cogidos, enamorados...
No hay comentarios:
Publicar un comentario