Vistas de página en total

domingo, septiembre 29, 2013

"Per on he de començar, Majestat?
Comença pel principi —va dir el rei solemnement—, i continua fins a arribar al final. 
Llavors, atura't."

jueves, septiembre 19, 2013

Abre los ojos, entre la multitud

No te das cuenta que no he aprendido nada en mi manual de 'cómo hacerme un hombre',
ni que te miro los cuadros de tu camisa para desabrochartelos,
ni que me encantan tus labios rojo carmín para besarlos, sobretodo cuando nos cae el sol encima,
que aún así no te has dado cuenta que cuando te secas el pelo delante mío no puedo
parar de mirarte esas braguitas lilas que tanto me gustan,
que intento desayunarte a mordiscos,
que recorro las pecas de tu cuerpo en la oscuridad y ya conozco el camino de ida,
pero no el de vuelta cariño, porque aún no me lo has indicado con la luz encendida.
Que te adoro, que te siento y que aún ni siquiera conoces mi parte más enjaulada,
que te rozo con mi codo para que sientas cómo me golpea el alma,
que me aparto de este camino porque no sé cuál es mi dirección,
porque encontré todas estas sensaciones caminando solo y solo es como quiero desatarme de ellas.
Que me llamo Humphrey Bogart y tú eres mi Ingrid Bergman...¿Nos vemos en París?

lunes, septiembre 09, 2013

Los finales son tristes, digan lo que digan....

Siempre se me ha dado mal tragar los finales,
de todo, ya sea de películas, de actuaciones, de emociones,
es más, final es una palabra que me repulsa, no me gusta para nada.
He cogido el manual de "cómo hacerse un hombre" y me lo he releído
más de tres mil veces y no aparece en ningún lugar cómo resolver un final.
Es así de sencillo y a la vez tan complicado.
Me siento como aquél gladiador que ha estado durante años entrenando,
con fieras, con compañeros, con salvajes,
y siempre ha ganado, siempre ha sido el más fuerte, el más hábil con la espada,
el que ha tenido más coraje y el que ha tenido más capacidad de supervivencia,
pero también como aquél que llega a su combate final,
donde el anfiteatro grita su nombre sin cesar, todo el mundo lo aclama,
y acaba muriendo, sin haber dado muestras de autodefensa, nada
así de fácil, como si fuera inerte, plano, como si fuera un joven recién
salido de la instrucción de gladiadores. Digamos que la cosa acaba
con el típico final que todos esperan, muriendo, pero que en el fondo
el protagonista siempre piensa que va a sobrevivir,
aunque el emperador se ponga testarudo y lo quiera muerto sea como sea,
él cree en él y en sus ansias de libertad.
Los finales también van atados a la tristeza, a la no-comprensión,
a las ganas de más sin haber habido nada de menos,
los finales son algo que te dejan con ganas de más, pero que a la vez
los esperas porque todo va acabar.
Salvaje: todo final es salvaje me dije.
Y es que como siempre, he vuelto a salir herido de un final
que ni siquiera (tú), habías planeado.

martes, septiembre 03, 2013

Nada que contar, demasiado que imaginar

Me encendí un cigarrillo en mi casa por primera vez,
ante mi ordenador mientras escuchaba Soda Stereo,
la canción fácil de adivinar 'té para tres',
el punteo de guitarra de esa melodía es de las pocas cosas
que hoy en día consiguen que llegue al orgasmo.
Llevo comiendo miel a modo de endulce casi seis meses,
os lo confirmo: la miel no es azúcar y por lo tanto no sirve.
Es más, en el libro que me estoy leyendo actualmente
califican al azúcar como veneno,
yo tampoco quiero llegar a esos extremos en los que el radicalismo
coge forma y la racionalidad que siempre me ha caracterizado se pierde.
Veneno, te dije, veneno, te susurré puta.
Hoy quería dejar una huella en mi propia carne,
anotar que había completado algo de lo que ni siquiera mi madre,
hace ya casi cinco años, había apostado.
Y es que hoy - y ya hace unos días - me he convertido en el Daniel Negreanu
que todos los de su mundillo adoran.
Hoy apuesto todo, fuerte y sin miedo.
Coño, que he estado casi 3 años pensando que estaba apostando
y en realidad, cuando cobré, vi que los billetes eran de monopoli,
y que no había ganado nada, simplemente, había perdido algo de tiempo,
y había ganado algo de diversión, pero yo no he venido aquí a divertirme.
He venido a ganarlo todo, a conquistar tu sonrisa, a saborear tus labios,
a despertarme contigo entre sábanas blancas - que sé que son tus preferidas -,
a besarte en el cuello cuando desayunas, a mancharte de amor cuando nos de la gana,
hacerte todas esas cosas que me has pedido durante mucho tiempo,
y que yo, por miedo a vivir, he enterrado en el cofre más oscuro de mi habitación.
Sigue sonando ese maldita guitarra, ese maldito rasgado,
y no puedo más, no puedo más, te lo dije, tengo que actuar...